¿Nativos o Superficiales Digitales?

Saber usar un teléfono inteligente es tan básico como cambiar de canales en un televisor. Detrás de esta comparación hay una verdad incómoda: ser hábil en el uso de una interfaz no implica comprender los sistemas subyacentes. La Generación Z puede dominar el uso diario de la tecnología, pero el verdadero desafío está en entender y dominar lo que está detrás de la pantalla. Es como confundir el cambio de canales con la ingeniería de transmisiones. La accesibilidad superficial a la tecnología no garantiza un conocimiento profundo de su funcionamiento interno.

En la era de la tecnología omnipresente, la Generación Z ha sido etiquetada como “nativos digitales”, criados desde la cuna con dispositivos inteligentes y redes sociales. Sin embargo, debemos cuestionar si esta etiqueta realmente refleja habilidades técnicas sólidas o simplemente una familiaridad superficial con la tecnología. A pesar de su inmersión en un mundo digital, muchos miembros de la Generación Z carecen de una comprensión profunda de los fundamentos técnicos que sostienen esta revolución digital.

En la generación X, éramos expertos en cambiar canales e incluso éramos los “control remoto” de nuestros padres, pero comprendíamos poco sobre cómo llegaba esa imagen a nuestros televisores. Lo mismo está ocurriendo ahora con las nuevas generaciones.

Es innegable que la Generación Z es hábil en el uso de smartphones y aplicaciones, pero ¿qué hay más allá de la pantalla táctil? La capacidad de deslizar, hacer clic y compartir no se traduce automáticamente en habilidades técnicas. Saben cómo consumir contenido digital, pero carecen de la capacidad de crear y entender lo que está debajo de la superficie.

Uno de los mitos más grandes es que simplemente haber nacido con tecnología significa tener un conocimiento profundo de ella. Sin embargo, esta generación parece haberse alejado de las bases fundamentales de la ciencia de la computación. Saben cómo usar una computadora, pero pocos comprenden los conceptos básicos de codificación, algoritmos o arquitectura de sistemas.

En contraste, la generación X tenía una relación más íntima con la tecnología de nuestra época. Para usarla, teníamos que entender cómo funcionaba detrás de bambalinas. No existían interfaces gráficas ni pantallas táctiles; todo lo que querías hacer lo tenias que hacer.

Este desajuste entre habilidades superficiales y comprensión técnica profunda puede tener repercusiones en el futuro. La industria tecnológica necesita mentes que no solo sepan usar herramientas, sino que también las comprendan y desarrollen. La falta de conocimiento técnico puede limitar las oportunidades y frenar la innovación.

Es hora de que la Generación Z redescubra las bases. Invertir en educación que fomente la comprensión técnica, no solo el uso superficial, es crucial. Animémoslos a explorar cómo funciona la tecnología debajo de la interfaz de usuario. Desarrollar habilidades en ciencia de la computación y tecnología no solo ampliará las oportunidades profesionales, sino que también permitirá un mayor control sobre el futuro digital que heredan.